La lavadora es un aparato eléctrico, que puede ser electrodoméstico o de uso industrial.
Básicamente, cuenta con un tambor central con orificios que gira mientras se le introduce agua. La puerta en las lavadoras tiene un bloqueo automático que impide que puedan ser abiertas mientras están en funcionamiento. Está compuesto por una resistencia PTC que al recibir corriente se calienta y activa un bimetal, el cual está conectado a su vez a dos terminales que cierran un contacto eléctrico y dejan circular la corriente hacia el electrodoméstico permitiendo el encendido de éste.
La lavadora empezó una muy tímida popularización en los Estados Unidos ya en los años 20, aunque hasta finales de los años 40 o principios de los años 50 no es un artículo de masas. En la Europa desarrollada occidental, la extensión de la lavadora se produce, principalmente, después de la Segunda Guerra Mundial y ya a principios de los años 60 se convierte en un aparato cotidiano. Importantes firmas industriales europeas comienzan a fabricar ingentes cantidades de lavadoras; otras, incluso convierten a las lavadoras en su principal fuente de prestigio e ingresos (Kelvinator, Zanussi). En España, las lavadoras se imponen al ritmo de su emergente clase media durante los años 60. En los 70 era un artículo ya generalizado. En Europa Oriental la producción de lavadoras fue pequeña, y a menudo se adoptaron fórmulas comunitarias. La escasez de espacio en las viviendas modernas, y la carestía de los aparatos y el agua, provocaron en muchos países de Europa.
La evolución, tanto estética como funcional, de la lavadora, ha sido muy importante, sobre todo en los últimos años, con la aplicación de la microelectrónica. En el aspecto estético, los electrodomésticos panelables, muy generalizados en los 80, han dado paso ahora a fórmulas modernas, a diseños curvos y estilizados, y a múltiples variedades de color.
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